martes, 6 de abril de 2010

miradas por aqui y besos por alla

27 marzo al 4 de abril

Mientras un señor, o mejor dicho, el señor, es recibido con ramas y hojas por todo un pueblo que lo aclama, yo personalmente recibo con temor y alegría a alguien que espere por mucho tiempo, y es que definitivamente ese domingo de ramos para mí fue diferente.
Al parecer la parranda santa, o perdón, la semana santa, prometía y mucho, pues a quien no le gusta que sus deseos más profundos se conviertan en realidad, y era justo eso lo que pasaba con migo, paso el sábado santo, el lunes y por fin llega el martes.
Mientras judas vende a Jesús por unas cuantas monedas y lo traiciona de la peor manera yo intentaba corregir los errores que parecían incurables y que me costaron muchas lágrimas, tal vez no tan profundas como las de sangre que Jesús derramo en el monte de los olivos, pero si llenas de arrepentimiento y dolor.
Manos temblando, cara sudando, y nerviosismo a flor de piel; así era mi estado, y no es para menos, es lo normal cuando se está a punto de tener en frente a el sujeto que te desmorona el alma y te arrebata el aliento.
9 y 30 de la mañana y ahí estaba, tan sutil y gracioso como siempre la combinación perfecta entre lo que siempre soñé y a lo que siempre le temí, quisiera o no ya no tenía escapatoria; desde ese momento empezó mi inolvidable martes santo.
Una mirada por aquí, una sonrisa por allá, la verdad romper el hielo no fue fácil, pero como la constancia vence lo que la dicha no alcanza después de tres horas se logro, ya la voz no me temblaba, las manos no sudaban y la confianza se instalo por fin en mi.
Palabras por aquí, elogios por allá, y sentía que no iba a alcanzar el tiempo para preguntarle todo lo que había planeado durante el domingo y el lunes santo, al parecer las cosas seguían su curso y todo a mi favor, el tiempo pasaba y con el mi ansiedad.
Abrazos van y picos vienen, en realidad ese martes para mí fue realmente santo más que santo digamos que sublime; lastimosamente las palabras no llenan mi estomago y llego la hora de almorzar, y como nunca lo creí el sujeto cocino y para asombro de muchos Salí ilesa sin ningún síntoma de intoxicación en mi cuerpo.
Caricias van y besos vienen, y en mi la seguridad de que ese momento seria inolvidable, ahora la paz era la reina del momento y ya no existía frío entre nosotros, la más encantadora expresión de amor, que quema calorías, mejora el sistema cardiorespiratorio y libera endorfinas.
De esta forma me queda claro que mis errores nunca fueron mayores al grado de amor que le profeso.

1 comentario:

  1. :O
    hace volar mucho la imaginacion!!!
    el que tenga ..
    mmm lo dicho anteriormente
    IMAGINACION!!
    puede deducir miles dcosas!!

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